lunes, 15 de noviembre de 2010

II Concentración Nacional Espíritu Custom Arévalo 2010 (3ª parte)


Domingo 5 de septiembre, día de partida. Punto y final de la concentración. Nos levantamos sobre las 10:00 de la mañana. Empaquetamos todo bien y preparamos las motos para salir directamente desde el recinto de la concentración. Dejamos la habitación y fuimos a desayunar a la plaza de toros. Chocolate con un par de bollos.
Acto seguido fuimos a ver si había alguna novedad con el tema del seguro. No había ninguna y quedó la chica en llamar por teléfono a Josele si averiguaba algo.



Con las motos aparcadas en medio del recinto (con lo grande que era y elegimos el lugar menos indicado) esperábamos el punto y final, los sorteos de regalos y sobre todo la entrega del cheque a la Asociación Nuevo Amanecer, momento emotivo de todo el fin de semana.
Poco a poco fue acercándose la gente. Vaya por dios, la entrega de regalos se hacía justo delante de donde habíamos dejado las motos. Así es que nos vimos rodeados por la gente que se aproximaba a la tarima donde Ricardo, micrófono en mano, repartía regalos, con y sin sorteo. Para finalizar el acto subieron a la tarima 3 jóvenes de la asociación Nuevo Amancer para niños con síndrome de Dawn para recoger el cheque y agradecernos a todos el detalle. A más de un duro motero se le escapó alguna que otra lagrimilla, pero ¿qué queréis? somos duros, pero sobre todo personas y con mucho corazón.
La entrega de regalos continuó, pues había mucho que repatir, así es que Josele y yo, nos preparamos para la partida. Nos depedimos más o menos de los que más cerca teníamos y tuvimos que abrir hueco para poder salir, pues las motos habían quedado en medio de la gente, delante de la tarima… Ya notaba yo la mirada de desaprobación de algunos. Pero, oyes, cuando llegamos nosotros no había nadie, jejeje.
 


 Josele quería salir hacia las 13:00 para parar a comer en el Área 77, pasado Madrid. Si nos quedábamos a comer en Arévalo se nos haría muy tarde. En el viaje de vuelta intercambiamos los papeles y era Josele quien encabezaba la marcha y yo quien le seguía como podía. Mis esperanzas de atravesar Guadarrama por la nacional se volvieron a esfumar. Habíamos salido tarde y si no íbamos por el túnel llegaríamos tardísimo a comer. Así es que otros 9€ al garete y mis ganas de curvear por Guadarrama también. Otra vez será. Nada más atravesar el peaje paramos para que Josele se colocara el Iphone con los auriculares de mi IPod para que el GPS nos dirigiera para atravesar Madrid y evitar caer en los mismos errores que en la ida. Funcionó  a la perfección y nos guió estupendamente. Solo nos equivocamos una vez y no fue culpa del GPS, pero este nos recondujo enseguida y salimos de Madrid sin más contratiempos. Íbamos rapiditos para llegar a una hora razonable para comer, con las paradas justas para repostar, cigarrito y a continuar. En una de estas paradas, Josele comentó que notaba rara la moto. Pero en general iba bien.

Por fin llegamos al Área 77 donde comimos bien y en cantidades exageradas. No deja de ser un bar de área de servicio, pero la comida estaba aceptable. Vino bien el reposo, pero tampoco era plan de retrasar mucho la reanudación del viaje. Ya había ganas de llegar a casa y ver a la familia y contar las experiencias vividas. Bueno, todas, todas tampoco es necesario. Para qué tanto detalle, jejeje. Del Área 77 salimos como a las 16:00 y parando lo imprescindible al llegar a la altura de la CV35 nos despedimos cada uno para su destino final. Casita y familia. A las 19:00 estaba en casa sin mayor novedad. El fin de semana había tocado a su fin. Un fin de semana difícil de olvidar, pues se trataba de mi primera gran concentración motera y, aunque los acontecimientos posteriores empañen de alguna manera la concentración, no dejará de haber sido algo especial para mí.

Y acabaré la crónica de la concentración explicando la resolución del siniestro de la Fat Boy de Josele, cuyo final feliz me quita un peso de encima, pues de alguna manera, el sentimiento de culpa lo llevaba ahí dentro, aunque Josele nunca me dijo nada al respecto.
A los pocos día de volver de Arévalo, Josele recibió una llamada de la chica del seguro, con buenas noticias. Bueno, había buenas y malas noticias. En una reunión con los miembros de la organización para tratar asuntos sobre el seguro, en el transcurso de la reunión surgió el tema de la moto volcada y aunque quedó claro que nada se podía hacer, uno de los miembros, (o un conocido) afirmaba haber visto cómo y quién tiraba la moto. Estas eran las buenas noticias. Esta persona aportó el número de matrícula del vehículo que tiró la moto al suelo. Las malas noticias eran que no testificaría en caso de ser necesario. Puedo entender que la organización no quisiera meter como siniestro el accidente, pero no puedo entender que alguien vea como una persona causa unos daños y no deje una notificación y esta se niegue a testificar en caso de necesidad. La verdad es que en este punto la solidaridad en el mundo motero debo ponerla en entredicho y más aún si cabe cuando quien ha visto ese suceso es miembro de una organización que ha realizado un evento al cual el propietario de la moto afectada ha asistido.
En fin, que con el número de matrícula en la mano, Josele lo notificó a su compañía de seguros para que reclamase los daños. Tampoco teníamos muchas esperanzas. La compañía averiguó los datos del propietario y reclamó a su seguro. Como curiosidad, la matrícula correspondía a un Combo. No sabemos más datos, pero no pudimos dejar de recordar que el señor del butano tenía un combo aparcado en la puerta, justo delante de la Fat Boy. Igual es pura casualidad y pudo ser otro Combo, pero de haber sido él, ya se necesita tener rostro. Ya digo que son suposiciones y no hemos querido averiguar nada más. Sólo cabía esperar, pues la otra compañía tenía 15 días para contestar y un mes para aceptar o rechazar el parte.
Antes de ayer llamé a Josele y me dio las buenas nuevas. La compañía contraria había aceptado el parte sin rechistar. Le reparaban la moto sin coste alguno. La verdad es que personalmente no esperaba esta solución, pues de haberse negado la otra parte, no teníamos argumentos para probar el golpe. Pero esto el dueño del Combo no lo sabía y habiéndose visto pillado no tuvo más remedio que aceptar el parte.
La verdad es que respiré tranquilo. El montante de  la factura de la reparación ascendía a la friolera de 3400€. A los daños que se veían a simple vista, había que añadir el desvío de la dirección. Esto era lo que Josele notaba raro volviendo. Aún así me sigue pareciendo desproporcionado el coste de la reparación. De haber sido la mía dudo mucho que hubiese pasado de los 500€. En la denuncia en la Guardia Civil, Josele estimó los daños a ojo en unos 1300€. Fijaos en la diferencia final. Y el daño en el bolsillo, en caso de habérselo tenido que pagar él. Por eso mis dudas de adquirir en un futuro mi sueño de toda la vida. Las cifras marean.
Eso sí, este tema de los seguros y de los incrementos en la cuota en caso de partes de culpa hace mucho daño. Por evitar que nos suban la cuota 20€ o 50€ preferimos eludir la responsabilidad de nuestros actos y dejamos que el pobre al que le hemos causado el daño se rasque el bolsillo con esos 3400€. Reflexionemos un poco y seamos justos y solidarios. Por ahorrarnos unos duros hacemos que otra persona tenga que hacer un desembolso importante sin comerlo ni beberlo, habiendo una solución sencillísima, el seguro, que para eso lo pagamos.
Dejo para la próxima las conclusiones finales, valoración y  reflexiones a esta concentración. Adelanto que supuso un punto de inflexión en mi vida encima de la moto y en mi relación con internet.



Uy, ¿estas otra vez aqui? Buen colofón. Gracias Rigodón.

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