Jornada 4ª.
6ª Etapa: Salamanca- Salamanca
A las 8:30 estábamos de nuevo en pie. Aún resonaba en mi cabeza el "cutre", jejeje y le comuniqué a Pili la decisión del día anterior. Estuvimos de acuerdo. Empaquetamos todo y a las 9:30 dejamos la habitación. Nos guardaron los bártulos en una habitación vacía y nos permitían tener la moto en el parking hasta que quisiésemos. Realmente, el trato en el hostal fue muy bueno. Y la habitación no estaba mal. Simple, vieja, con colchas desgastadas, la bañera de los años 70 por lo menos, pero limpia y aseada. Pero lo dicho ya, cuando vienes de un parador...
Teníamos todo el día para buscar otro alojamiento. Así es que devolvimos la llave y nos fuimos a desayunar a un bar próximo al hostal. A las 10 nos poníamos en marcha para visitar la ciudad a plena luz del día. Por la noche nos dio tiempo a ver poco. Pero lo poco que vimos prometía. Y vaya si prometía. Solo una palabra puede definir la ciudad de Salamanca: MONUMENTAL.
Había oído maravillas de Salamanca y ciertamente no exageraban. Mires para donde mires hay un monumento, un edificio, una calle... Y el centro histórico forma un conjunto homogéneo como no he visto en ninguna otra ciudad. El color de las fachadas le da ese aire renacentista que tanto me ha gustado. Pero es más, te sales del centro histórico y muchos de los edificios nuevos que encuentras, al menos próximos al centro siguen respetando ese color, aunque utilicen nuevos materiales. El orden, la limpieza de las calles, peatonales la mayoría, el ambiente, en fin, que como podréis observar he salido más que contento con la visita a Salamanca. En Toledo, por ejemplo (y que me perdonen los de Toledo) me llevé el chasco del siglo. No son comparables, pero llevaba una idea de lo que debía de ser Toledo y no encontré nada de lo que esperaba encontrar. Sin embargo Salamanca, me la habían ensalzado tanto, que temía que me decepcionara también. Pero no. Al contrario. Y según me dicen solo puede estar a su altura Cáceres. O sea, que ya sabéis dónde me voy el año que viene, jajaja. Veremos, veremos.
En fin que enfilamos una de las calles que te lleva al centro histórico y ya empiezas a sacar la cámara de la funda:
El colegio del Arzobispo Fonseca
Al final de la calle llegas a la Plaza de Monterrey, donde se encontraba la Iglesia de la Purísima
y girando a la derecha, la C/ Compañía, con el Palacio de Monterrey al fondo. Ahí encontramos el hotel que nos albergaría esa segunda noche. A mitad de calle. El primero que vimos. Tenía parking y habitaciones libres. Vimos la habitación y sin ser el parador, era bastante más acogedora que la del hostal. Dicho y hecho. Contratamos la habitación y en el primer hueco que tuvieramos, recogeríamos equipaje y montura para trasladarnos a nuestro nuevo hogar.
Esta misma calle nos lleva directamente a la casa de las Conchas
Aquí se produjo la anécdota del día... Ejem. No sé si contarla. Porque se necesita ser paleto, juas.
Supongo que todo el mundo habrá oído hablar de la puñetera rana de Salamanca. Pues bien. Allí estuvimos hora y media de reloj buscando la jodida rana... EN LA FACHADA DE LA CASA DE LAS CONCHAS... Mea culpa, he de reconocerlo. No sé por qué, a mí se me había metido en la cabeza que la rana dichosa estaba en la fachada de las conchas. Es más juraba y perjuraba a Pili haber visto la rana por internet en una foto, entre las conchas. "Pa" matarme. ¿Y cómo salimos de la confusión? Me resistía a darme por vencido. La quería encontrar sin tener que preguntarle a nadie. Y menos mal que no pregunté, porque la cara de idiota que se me hubiera quedado... Pero ahí teníamos las nuevas tecnologías. Saco el móvil, me conecto a una wifi e intento encontrar aquella foto que supuestamente había visto yo. Obviamente, no la encuentro, puesto que no existe. Ya me doy por vencido y busco en el google la rana de los cojones (con perdón, pero ya me tenía frito). Uno de los enlaces indicaba donde encontrarla, pero se quedaba en: "esta situada en una de las tres..." Para ver el resto debía entrar en el enlace. Pero la wifi se caía cada vez que le daba al enlace. Empezaba ya a cagarme en la rana, los sapos, los renacuajos y en el mamón del cantero que había decidido poner allí al escurridizo batracio. "Pili, busca tres algo, que en uno de esos tres algos está." Nada no veíamos nada por triplicado en la fachada. Por fin entra el enlace. Pili que le quería preguntar al portero de la Biblioteca, que es lo que es la casa de las Conchas.
Bonito patio, por cierto
"Que no le preguntes a nadie leches, que ese bicho lo encuentro yo..." Jajaja. Cabezón que es uno; por algo fuimos de la Corona de Aragón. "Ya está. Busca tres calaveras. En la de la izquierda está..." "Pa" echarse a llorar. "Me cago en su estampa... ¿Dónde están las jodidas calaveras?" Ni rastro de calaveras en toda la fachada. Miraba el móvil, miraba la fachada. Nada, que no. Hasta que me da por leer: "Una de las tres calaveras que hay a la derecha de la puerta de la UNIVERSIDAD, EN EL PATIO DE LOS ESTUDIANTES..." Tierra trágame. Y menos mal que por la noche vi la plaza de los estudiantes y caí en el error, si no, aún estoy buscando la rana en la fachada de las Conchas. De haber puesto solo universidad, seguro que no me hubiese dado ni cuenta y allí seguíamos. Ni qué decir tiene que Pili me llevó a patadas hasta la plaza de los Estudiantes, claro.
La fachada en cuestión
Y la malparida rana. Me cago en su calavera... : )
Ciudad universitaria por excelencia:
Todo en fin a medianoche
reposaba, y tumba era
de sus dormidos vivientes
la antigua ciudad que riega
el Tormes, fecundo río,
nombrado de los poetas,
la famosa Salamanca,
insigne en armas y letras,
patria de ilustres varones,
noble archivo de las ciencias. [...]
Segundo don Juan Tenorio,
alta fiera e insolente,
irreligioso y valiente,
altanero y reñidor:
Siempre el insulto en los ojos,
en los labios la ironía
nada teme y todo fía
de su espada y su valor.
Corazón gastado, mofa
de la mujer que corteja,
y, hoy despreciándola, deja
la que ayer se le rindió.
Ni el porvenir temió nunca,
ni recuerda en lo pasado,
la mujer que ha abandonado,
ni el dinero que perdió.
Ni vió el fantasma entre sueños
del que mató en desafío,
ni turbó jamás su brío
recelosa previsión.
Siempre en lances y en amores,
siempre en báquicas orgías,
mezcla en palabras impías
un chiste a una maldición.
En Salamanca famoso
por su vida y buen talante,
al atrevido estudiante
le señalan entre mil;
fuero le da su osadía,
le disculpa su riqueza,
su generosa nobleza,
su hermosura varonil.
Que en su arrogancia y sus vicios,
caballeresca apostura,
agilidad y bravura
ninguno alcanza a igualar:
que hasta en sus crímenes mismos,
en su impiedad y altiveza,
pone un sello de grandeza
don Félix de Montemar.
El Estudiante de Salamanca, José de Espronceda
En el patio de las escuelas.
Dentro de la Universidad pudimos ver las diferentes aulas, con nombres de profesores ilustres. Y hasta la librería, pero solo a través de un cristal. Se me hacía la boca agua de ver allí tanto incunable...
La facultad de Filología, la mía.
Aquí decidimos hacer el alto e ir a recoger los bártulos y la moto para hacer el traslado. Y desde el hotel nos acercamos, por fin, a la plaza Mayor. Y digo "por fin" porque no la encontrábamos. Por la noche no pudimos y por el día, pensábamos que de tanto pasear por el centro daríamos con ella. Pero no había manera. Hasta que se lo comentamos a la recepcionista del hotel, quien amablemente nos facilitó un plano. Habíamos pasado cerca 40 veces, pero no girábamos por las calles adecuadas, jejeje. Pero por fin, dimos con ella. Pedazo de plaza:
Pero hay que decir, que así luce más bonita.
No hay color... ¡Dónde va parar!
Tras salir de la plaza Mayor nos dirigimos hacia el conjunto Catedralicio. Pedazo de catedral, ¡pardiez! No la abarcaba
Por cierto, del astronauta que había en esta fachada, no tenía idea... Menos mal que me enteré ya en el Puerto... Si no, entre la rana y el astronauta, nos quedamos a vivir en Salamanca.
Y su campanario desde cualquier sitio. Estuvieses donde estuvieses aparecía el campanario como invitándote a fotografiarlo. "¿Otra vez el campanario? Lo vas a gastar... Le has hecho más fotos que a mí. Más que a la moto no, que eso es imposible..." Pili dixit. Jejeje.
Y juro por San Cardán que os he evitado un buen puñado...
De la plaza de la catedral, nos dirigimos hacia el Convento y la Iglesia de San Esteban
Hasta este pequeño puente tenía su encanto.
El Convento de Santa Clara, con un monumento a Góngora delante, bastante curioso, pues se pueden reconocer algunas de sus obras y poemas en la escultura.
Y muy cerca de allí la Torre del Clavero, único elemento militar que queda dentro de la ciudad. Preciosa.
Aquí decidimos hacer la paradita de rigor para reponer fuerzas comiendo, dejando para la tarde la parte del río Tormes y el puente romano. Durante la comida, pregunté al camarero por cierto bar frecuentado por bikers, conocido en la ciudad, el Western Bar, con idea de por la noche, después de cenar, hacerle una visita y palpar el ambiente motero salmantino. Pero eso sería por la noche. Me lo marcó en el callejero y lo dejé pendiente para después de cenar.
Tras la comida y una reparadora siesta, a las 18:00h nos dispusimos a visitar lo que nos quedaba, principalmente, la parte del río. Salimos del hotel hacia la Catedral, la rodeamos. Bonita perspectiva
Una calle nos llevaba hacia abajo, hacia el río. El nombre de la calle llamó mi atención, por curioso
Mi mente caballeresca y teatral empezó a maquinar. Ya imagnaba algún lance de espadas famoso, propio de nuestro teatro áureo o del propio estudiante de Salamanca
Súbito rumor de espadas
cruje y un ¡ay!, se escuchó;
un ay moribundo, un ay
que penetra el corazón
que hasta los tuétanos hiela
y da al que lo oyó temblor.
Un ¡ay!, de alguno que al mundo
pronuncia el último adiós.
El ruido
cesó,
un hombre
pasó
embozado,
el sombrero
recatado
a los ojos
se caló.
Se desliza
y atraviesa
junto al muro
de una iglesia
y en la sombra
se perdió.
cruje y un ¡ay!, se escuchó;
un ay moribundo, un ay
que penetra el corazón
que hasta los tuétanos hiela
y da al que lo oyó temblor.
Un ¡ay!, de alguno que al mundo
pronuncia el último adiós.
El ruido
cesó,
un hombre
pasó
embozado,
el sombrero
recatado
a los ojos
se caló.
Se desliza
y atraviesa
junto al muro
de una iglesia
y en la sombra
se perdió.
Pues nada de eso. Sucedió algo más... cómo decirlo... milagroso... sobrenatural... divino. El nombre se debe a un lance de San Juan de Sahagún, patrón actual de la ciudad, según el cual, paseando por la mentada calle se dio de bruces con un toro que se había escapado de la feria del río. El toro enfiló hacia el santo con muy malas intenciones, cuando este, alzando la mano, le gritó: "Tente, necio"... Y el toro detuvo su acometida y agachó la cornamenta cual gracil corderillo...
Hubiere preferido un lance de espadas como el narrado por Espronceda, pero es lo que hay, jajaja. Pero sabía que alguna anécdota curiosa escondía tan curioso nombre.
Por la C/ Tentenecio descendimos hasta el río, hasta donde yo quería llegar:
El Lazarillo de Tormes, Anónimo
Nuestro pícaro más ilustre. Su vida, iniciada en Salamanca junto a su primer y más famoso amo, el ciego, es un relato que retrata a la perfección nuestra querida España del Renacimiento, con todas sus miserias. Un relato costumbrista de la España del XVI, con ese toque de humor tan español que hace sobrellevar las amarguras del pobre Lázaro de manera más amena y menos amarga.
La madre de Lázaro entrega a su hijo a un ciego para que le sirva de Lazarillo, de guía. Y tras unos días en Salamanca deciden partir
Y así me fui para mi amo, que esperandome estaba. Salimos de Salamanca, y llegando a la puente, esta a la entrada della un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el ciego mandome que llegase cerca del animal, y allí puesto, me dijo:
"Lázaro, llega el oído a este toro, y oirás gran ruido dentro del."Yo simplemente llegue, creyendo ser ansí; y como sintió que tenia la cabeza par de la piedra, afirmo recio la mano y diome una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y dijome:
"Necio, aprende que el mozo del ciego un punto ha de saber mas que el diablo", y rió mucho la burla.
El Lazarillo de Tormes, Anónimo
Este es el toro del que habla el ciego. Pero no es toro, sino verraco ibérico (cerdo semental), ejemplo de arte prerronano salmantino, de origen celta.
Y este "la puente" como lo llama el ciego. Puente romano de 15 arcos, reconstruido en el s. XVII.
Puente sobre el río Tormes, lugar de nacimiento de Lázaro.
Famosa y típica estampa de Salamanca, con el puente romano y el conjunto catedralicio al fondo.
Aunque habíamos descansado después de comer, estábamos agotados, así es que dimos por finalizada la visita a Salamanca. Volvimos al centro para buscar un lugar para cenar. Sobre las 22:00h cenamos y fuimos a recoger la moto. Teníamos una visita aún pendiente. El Western Bar. Allá que nos fuimos. Decepción. Era lunes y el ambiente brillaba por su ausencia. Ni una moto ni media. Bueno, una, la mía, jejeje. Así es que cervecita y de vuela al hotel. Me esperaba un bar con mucha ambientación country y rockera y muchas motos. Pero nos encontramos un bar normalito, con mesas y bancos de madera, sí, pero nada especial. Música normalita. Mucha decoración motera y poco más. En fin, era lunes. No ha habido suerte con los bares moteros en este viaje.
Volvimos al hotel a dejar la moto y aún nos dio para dar un último paseo por Salamanca de noche. Nos fuimos hasta la plaza Mayor a tomar una copichuela. Allí nos encontramos a la Tuna de la facultad de medicina de Salamanca, evolucionando por la plaza dando ambientillo. No podía faltar.
Un gintonic y a dormir, que mañana nos esperaba un buen montón de kms de vuelta a casa.
Anduve por trabajo tres años viviendo en Zamora, y te puedes creer que no visité Salamanca ni una sola vez? menos mal que andabas tu por allí tio...
ResponderEliminarUn saludo.
Ya tienes delito, ya. Ya estás tardando. :D
ResponderEliminarNo encuentro momento para ir a visitar Salamanca!!! me la apunto.
ResponderEliminarMe estaba guardando el comentario para el final de la saga, pero no he podido resistir mas.
Que pasada!!!
Lo tienes a tiro de piedra como quien dice. Anímate que no te defraudara.
ResponderEliminarSecundo todo lo bueno dicho de Salamanca.. me encanta y cada vez que voy me gusta más... El interior de la catedral es INCREÍBLE ... QUÉ ALTURA¡¡¡ Me encanta el plateresco.. para mi la más bonita de España..
ResponderEliminarIr en invierno es especial... el ambiente universitario, el frío cruel y el chocolate caliente de sus cafés.. sus calles vacías.. impagable...
Qué bueno lo de la rana jajajaj y además vas y lo cascas jejeje que grande ;)
Abrazotes.
No me recuerdes lo de la rana, jodio...
ResponderEliminarLa catedral te sobrecoge. Te sientes pequeño a su lado. Por dentro no la vi. Y efectivamente, mucha gente me lo ha dicho, Salamanca, en época estudiantil es más Salamanca...