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jueves, 20 de enero de 2011

Salida fallida a Utiel

Volviendo al relato de mis salidas, tras la de los Dragsters, tenía una pendiente con un amigo. Desde que compré la moto, mi círculo de amistades tampoco es que hayan mostrado mucho interés en la máquina. El día que la enseñe, coincidían todos en lo mismo: "que bonita", "está chula", "un poco grande ¿no?" y poco más. Solo uno mostró interés en probarla y salir un día conmigo a almorzar, Miguel. Y eso es lo que tenía pendiente. No disfrutábamos del mejor tiempo para salir, pero aprovechando el puente de la Inmaculada Constitución nos propusimos hacer esa salida. Puesto que él es de Utiel decidimos ir hasta allí a almorzar, para luego dar alguna vueltecilla por cualquier lugar montañoso cercano.


Quedamos para el miércoles 8. Las previsiones meteorológicas no eran muy buenas, aunque tampoco eran desastrosas. Se anunciaban muchas nubes, pero de entrada no daba lluvias por la zona en la que nos moveríamos.
Efectivamente, el día amaneció nubladillo. Pasé a recogerlo a las 8:30. No hacía excesivamente frío. Nos abrigamos bien y pusimos rumbo a Utiel. La ruta era conocida. Autovía A7 hasta la salida de Madrid a coger la A3 y directos a Utiel. Dejábamos las curvas para después de almorzar. Entre nube y nube salía el sol y no se estaba mal, pero a la altura de Cheste se torció el asunto. Al fondo, hacia Buñol se veía un cielo bastante gris. Efectivamente, nada más subir el Portillo nos esperaba la tormenta. Empezó a caer agua y conforme avanzábamos más agua caía y más negro se veía hacia Requena-Utiel. La cosa estaba clara. Había que dar la vuelta, pues no parecía una nube pasajera. Así lo hicimos y en Buñol hicimos cambio de sentido. Volvimos por la A3 sobre nuestros pasos hasta la altura de Cheste para coger la CV 50 en dirección a Turís (otra vez Turís?????) Je, je, je. Definitivamente este año esta población me persigue.

Simplemente había que encontrar un sitio rápido para poder almorzar sin mojarnos. Como era inviable llegar hasta  Utiel y por la zona de Tuís no llovía hacia allí nos dirigimos. Todo sea dicho, conozco un barecito allí, enfrente del instituto, donde hacen unos bocatas de aunténtico lujo. Lo malo era que la lluvia corría más que nosotros y si cuando pasamos no llovía, ahora ya chispeaba. La tormenta bajaba hacia la costa. Tanto es así que a mitad de camino entre la A3 y Turís tuvimos que parar debajo de un puente a la altura de Godelleta. Mala idea, según me contaron después, pues la Guardia Civil, parece ser que está bastante puñetera con el tema de pararse debajo de los puentes y están denunciando. Bueno, ya lo sé para otra vez. Tuvimos suerte y no aparecieron.

Estuvimos un ratillo debajo del puente, pero veíamos que no paraba ni tenía intención de hacerlo. Como ya habíamos visto en Buñol, no era una nube pasajera. El cielo estaba gris del todo y no se vislumbraba un descanso. Había que decidir si esperar allí o mojarnos un poco más, pero llegar a Turís y esperar a que dejara de llover a resguardo y almorzando. Decidimos lo segundo. Tampoco llovía tanto, pero era molesta y el agua estaba helada.

Llegamos al Tribel y pillamos mesa, de milagro, porque estaba bastante concurrido. Y lo que ya sabía. Almorzamos de lujo por 5€. Bocata, bebida, olivitas, cacaos, café y chupito. Un saludo a las chicas del Tribel, que aunque sé que no leen esto, se lo merecen, jejeje. Que me tratan muy bien durante la semana.

Fue sentarnos tranquilamente a almorzar y parar de llover. Y al ratito, salió el sol. Se había hecho un poco tarde, pues con el cambio de planes y la parada bajo el puente almorzábamos a las 11:00. Salíamos del Tribel a las 12:00 y como me sabía mal volver a casa sin haber rodado mínimamente por curvitas le propuse a Miguel subir a Venta Gaeta, rutilla muy conocida por la zona. Salimos de Turís en dirección a Alborache y Macastre, para desde allí dirigirnos a Cortes de Pallás.

En Alborache tuvimos que parar. Algo no andaba bien en la moto. Ya por la mañana noté algo raro. Un ruido extraño. No sé si a vosotros os pasará, pero yo me precio de conocer el ruido, tanto de mi coche, como de la moto, y en cuanto suena algo diferente lo noto en seguida. No tengo ni idea de mecánica, pero los ruidos los percibo en seguida y normalmente cuando algún sonido cambia en cualquier vehículo es señal de que algo no va bien. Pues bien, llegando a Alborache el ruido era cada vez más fuerte. Un ruido como de tornillos sueltos, un clanc, clanc continuo, que además sonaba por la rueda delantera. Ya había tenido algún sustillo por deslizarse la rueda delantera. Nada serio, pero ya me veía yo con algún tornillo suelto y estampados los dos por el suelo. Además la carretera estaba mojada. Paramos e identificamos enseguida el problema. Nada grave, a nivel mecánico claro está. La defensa estaba partida por la base. De ahí el ruido, clanc, clanc.

Como no he tenido ninguna caída seria, solo puedo achacar la rotura a las 5 caídas tontas que ha tenido la pobre máquina. 4 de esas caídas han sido hacia el lado de la defensa partida. Si no es de eso, no sé de que puede ser, pero si es de eso... ¡Vaya mierda (con perdón) de defensa llevo en la moto! Si con una caída con la moto parada se parte, no quiero ni pensar lo que hará si me pego un piñazo gordo... En fin, en cuanto pueda las cambairé por unas de una sola pieza.

Aclarado el misterio del ruido y ya más tranquilos, continuamos viaje. La carretera se empinaba cada vez más y la sinuosidad iba en aumento. A pesar de la ascensión y de haber llovido, no hacía nada de frío. Se nos había quedado un sol radiante. Lo único malo fue el tener la carretera mojada. No pudimos disfrutar al 100% de la carretera. Pero la ruta vale la pena. Como teníamos prisa, pues se estaba haciendo tarde, no paramos a hacer fotos, pero no os preocupéis, volveré a disfrutar de la ruta con Pili y la inmortalizaré como se merece.

Nos cruzamos con bastantes motos y yo esperaba encontrar muchas más en la pequeña población, pero seguramente por ser ya tarde, solo quedaban tres motos. Por cierto, que Miguel a la tercera moto que nos cruzamos y realizó el saludo de rigor ya se quedó flipado: "¡¡¡¡¡¡¡Joder, os saludáis todos!!!!!!!! Hombre, no todos, pero casi. Será una tontería, pero me hizo sentir orgulloso de formar parte de este mundillo. Daba igual que fueran Rs, Nakeds, Trails o Custom, aquella mañana todo cristo saludaba, jajaja. Y Miguel flipaba en colores.

Nos tomamos un cortadillo en el bar, donde me han dicho que se almuerza muy bien. A mí me pareció excesivo el precio. Bastante más caro que en Turís, pero claro, aprovechan que sube mucha gente. A mí no me parece normal. Yo de todas formas lo tengo claro. Si vuelvo por la zona, almorzaré en el Tribel y subiré luego a Venta Gaeta, jejeje.


En fin, para volver a casa, volvimos buscando Buñol para coger pronto la A3. El descenso fue algo mejor, pues el sol había secado partes de la calzada y pudimos disfutar más de las curvas. Una vez en la A3, velocidad de crucero hasta casa y una promesa para el futuro. Había que repetir la salida, pues nos quedaba pendiente el almuerzo en Utiel.
Al final la ruta quedó así:



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