Segunda etapa: Pradilla (Guadalajara) - San Esteban de Gormaz (Soria) - 183 kms.
Salimos de Pradilla en dirección a Molina de Aragón, por la N211, apenas a 16 kms. Allí efectuamos la primera parada de la mañana, para fotografiar su castillo. Tampoco me esmeré mucho, pues tenemos que volver por la zona en cuatro rutas que tengo pendientes en Guadalajara y este castillo forma parte de una de ellas. Ya le haré un reportaje como corresponde cuando le toque. Pero ya que pasábamos por allí...
Comienza aquí la estrecha relación de nuestro viaje con el bravo castellano Rui Díaz de Vivar, el Cid Campeador. Este castillo, en sus orígenes islámicos, tuvo como a uno de sus alcaides al moro Abengalbón, gran amigo del Cid. Comienza, por tanto, nuestra inmersión en la historia y la literatura española, que nos ha acompañado a lo largo de todo el viaje:
Vayades a Molina, que yaze mas adelant,
Tienela Abengalbon , mio amigo es de paz,
Y el otro dia vinieron a Molina posar.
El moro Abengalbon , quando sopo el mensaje,
Saliolos reçibir con gran gozo que faze.
Entrados son a Molina, buena y rica casa,
El moro Abengalbon bien los sirvie sin falla,
De cuanto que quisieron no hobieron falla,
Cantar de Mio Cid, Anónimo
Continuamos ruta por la N211 hasta pasado Maranchón. Allí tomamos la GU411, que muy pronto se convierte en SO411, pues acabamos de salir de Castilla la Nueva para entrar en la Vieja. (Castilla la Mancha y Castilla-León para los autonómicos, jejeje). Vamos dirección a Medinaceli, siguiente parada programada. De nuevo encontramos los rastros del Cid, por varios motivos. Uno de ellos se le debe a don Ramón Menéndez Pidal, uno de los padres de la investigación literaria española. Este investigador es un firme defensor de la doble autoría del Cantar de Mio Cid. Según Menéndez Pidal, dos son los juglares que compusieron el poema y uno de ellos lo identifica con Medinaceli, al parecer el que insertó el tercer cantar, el de la Afrenta de Corpes. Así se lo reconoce el pueblo, pues el nombre de Menéndez Pidal te lo encuentras hasta en la sopa, en forma de nombre de una calle, de un monumento, de una placa... Otro de los motivos es que Galib, uno de los caudillos que tuvo la plaza en época islámica se hizo amigo del Cid. Nos encontramos en zona fronteriza, donde las escaramuzas entre cristianos y musulmanes estaban a la orden del día. Y conocida es la amistad del Cid con algunos musulmanes, junto a los cuales llegó a combatir contra cristianos. No en vano el sobrenombre de el Cid se lo pusieron los árabes: SIDI (señor)
Así pues el castillo y la villa de Medinaceli rebosan historia por los cuatro costados.
Celtíberos, Romanos, como demuestra el único arco romano de 3 arcadas en España,
pasando por Musulmanes, con su Alcazaba. Según cuenta la leyenda, aquí vino a morir Almanzor cuando se retiró herido de la batalla de Calatañazor en el año 1002.
En su interior nos espera una sorpresa.
Sus silenciosos y actuales moradores, pues se utiliza como cementerio municipal. Desde el castillo podemos ver la carretera que le da acceso y al fondo las salinas, explotadas ya en época romana.
Y acabando con los cristianos con el palacio Ducal del s XVI, en la plaza Mayor
A partir de ahí, pasear por las calles de Medinaceli es una gozada, pues te teletransportas en el tiempo, como tantas veces me ha pasado a lo largo del presente viaje. Hay que perderse por sus callejuelas empedradas y descubrir todos sus rincones empezando por la plaza Mayor
El conjunto en sí, me recuerda mucho al conjunto histórico de Moya. Una villa en lo alto de un cerro con el castillo a la izquierda del todo, sobre la montaña. Viendo Medinaceli, te puedes hacer una idea de cómo podría hacerse la reconstrucción de Moya.
Había que seguir rodando. Salimos de Medinaceli siguiendo la SO411 hasta encontrar la N111 y la A15 en dirección a Almazán, para coger allí la CL116 rumbo a Burgo de Osma para ver allí su castillo. Llegamos a la plaza Mayor con bastante animación, no obstante había una boda y estaba la plaza repleta de gente con sus mejores galas, menos dos cucarachas de negro atronando con su moto por en medio de la calle peatonal. Mejor pensamos en salir de allí y buscar directamente el castillo. Y lo encontramos: El castillo de Osma en un cerro
sobre el río Ucero
entre las poblaciones de Burgo de Osma y Osma.
Los historiadores dudan sobre si su origen es musulman o cristiano. Situándose en esta tierra fronteriza, tanto pudo ser de unos como de otros, pues tiene elementos de los dos. Incluso en algunas estructuras se vislumbra un pasado romano.
Y no pudimos ver más de Burgo de Osma. El tiempo nos apretaba y queríamos llegar a comer a San Esteban de Gormaz. Y hacia allí nos dirigimos por la A11, apenas a 13 kms. Aquí encontramos la decepción del viaje. Me esperaba más de San Esteban de Gormaz. La historia que rodea a esta población y su estrecha relación con el Cantar de Mio Cid hizo que esperara mucho más de lo que encontré. Del castillo, apenas un fragmento de muralla. Un par de pequeñas iglesias románicas
Igual estoy siendo un poco injusto con la población y es que tampoco busqué mucho. Tras venir de Medinaceli todo me hubiese parecido poco. Pero realmente no encontré nada. Vine atraído una vez más por el Poema de Mio Cid, pues según Menéndez Pidal, de aquí era el primer juglar. El que compuso los dos primeros cantares. Y además:
"Peso a Myo Çid e a toda su cort, e Albar Fanez dalma e de coraçon.
Caualgo Minaya con Pero Vermuez,
E Martin Antolinez el burgales de pro
Con CC caualleros quales Myo Çid mando.
Dixo les fuerte mientre que andidiessen de dia e de noch,
Aduxiessen a sus fijas a Valençia la mayor.
Non lo detardan el mandado de su sennor.
Apriessa caualgan los dias e las noches andan.
Vinieron a Santesteuan de Gormaz vn castiello tan fuert:
Hy albergaron por verdad vna noch.
A Santesteuan el mandado lego,
Que vinie Mynaya por sus primas amas a dos.
Varones de Santesteuan a guisa de muy pros
Reçiben a Minaya e a todos sus varones:
Presentan a Minaya essa noch grant enffurçion.
Non gelo quiso tomar, mas mucho gelo gradio.
Graçias, varones de Santesteuan, que sodes connosçedores:
Por aquesta ondra que vos diestes a esto que nos cuntio,
Mucho uos lo gradeçe alla do esta Myo Çid el Campeador.
Assi lo ffago yo que a qui esto.
Affe Dios de los çielos que uos de dent buen galardon!"
Enterado el Cid de la afrenta sufrida por sus hijas a manos de sus maridos, Los Infantes de Carrión, en el robledal de Corpes, envía a sus mejores caballeros a buscarlas para llevarlas de regreso a Valencia. ¿Y dónde estaban las hijas tras la agresión? (Por cierto, el primer episodio de violencia de género de nuestra literatura) En San Esteban de Gormaz, a cuyos habitantes Minaya les agradece las atenciones a las hijas del Cid.
En fin, que junto a otros aspectos históricos relacionados con la ciudad me atrajo de tal manera que la decepción fue grande. Pero me consolé con la pedazo de comilona que nos metimos entre pecho y espalda. De lujo. En el mesón Puerta de Castilla, en honor a lo que realmente supuso esta población en la Edad Media, actuando efectivamente como la puerta de Castilla y los reinos cristianos.
Igual algo tenía que ver esta puerta, pues al lado de ella seencontraba el mesón:
Y enfrente del mesón, bajo los soportales, descansaba apaciblemente a la sombra el corcel.
Y al fondo en la parte de arriba se vislumbra apenas el fragmento de muro del castillo
Y tras el buen yantar, reposaban montura y jinete
Y hasta aquí la segunda etapa, primera de la jornada segunda.
Tercera etapa: San Esteban de Gormaz (Soria) - Benavente (Zamora) 247kms
Tras el merecido reposo de montura y jinetes, había que ponerse en marcha, pues debíamos llegar a Benavente, al parador. Era la única noche que teníamos conratada de antemano. El resto lo dejé en manos del destino. Así es que a las 16:00 h salíamos por la puerta de Castilla en dirección a la N122 Soria-Zamora.
El viaje transcurrió sin muchas novedades. Buena carretera nacional, muy poco tráfico y los viñedos de la ribera del Duero rodeándonos por doquier. No me extraña el precio de los Vega-Sicilia viendo las instalaciones que tienen... jejeje. Es lo que peor he llevado, no poder remojar las viandas con los caldos del terreno por tener que conducir. No me he permitido ni el chupito de orujo después de comer. Ahí no me la juego que llevo una carga de preciado valor.
Paradas, las justas y necesarias, pero una era obligada.
Pedazo de castillo. El castillo de Peñafiel, en la provincia de Valladolid.Ya lo conocíamos por una anterior ruta en coche por la zona, pero no podía dejar de parar e inmortalizarlo de nuevo, esta vez, con la maquinita.
De nuevo en marcha, llegamos a Valladolid, intentando rodearla en busca de Tordesillas. Como no vi ninguna indicación acabamos metido dentro de Valladolid. Grrrrrrrrr. Que mal señalizado está este país. Aunque a decir verdad, ha sido el único momento en el que me he perdido. En fin, que salimos por donde entramos y buscamos dirección Salamanca y Zamora, hasta que encontramos Tordesillas y allí enlazamos con la A-6 hacia el norte en dirección a Benavente, nuestro destino final en esta segunda jornada, tras 430 kms. Llegábamos a las 19:45h
A la puerta del parador nos encontramos otra boda. Menudo día. De nuevo dos cucarachas negras, encueradas esquivando señores trajeados y señoras con vestidos vaporosos y pamelas. Ocupamos la habitación. Antes de ducharnos y cambiarnos de ropa decidimos tomarnos la copita de bienvenida con la que te obsequian a tu llegada al parador. Fuimos al bar, que se encuentra en los sótanos de la Torre, pero no nos podían atender porque estaba reservado para la boda... Grrrrrrrrrrrr. Al menos lo vimos y estaba muy bien ambientado.
Tras asearnos debidamente y cambiarnos de ropa, salimos a dar una vuelta por la villa. No íbamos a cenar. Contrariamente a lo que tenemos por costumbre, que es cenar en el parador, tras la comilona de San Esteban de Gormaz, no había mucha hambre, así es que decidimos dejar la cena y pasear por la población y picar algo cuando el cuerpo lo pidiera.
El parador se encuentra en el mismo centro y su puerta principal da a un paseo muy floreado que nos lleva directamente al casco antiguo. Eran como las 22:00h cuando salimos del parador y no se veía mucha gente por la calle. Para ser sábado había muy poca animación. Los bares vacíos, con muy pocos parroquianos. Las terrazas vacías, pues el airecillo era fresco. El casco antiguo lo forman dos grandes calles que van a dar a la Plaza Mayor. Y otras callejuelas que unen estas dos calles. Bajamos por una de las calles buscando la movida, pero estaba casi todo cerrado o los bares semidesiertos. Vamos a la Plaza Mayor, que es donde estará todo el mundo. ¡Vamos, digo yo! Pues vaya, la Plaza Mayor, no es tan Mayor y encima está muerta. Todo cerrado, ni un alma, ni un solo bar abierto. ¿¿¿??? Pero ¿esto qué es? ¿Qué pasa aquí? Volvimos por la otra calle a ver si teníamos más suerte... Nada de nada. Las dos calles grandes son comerciales y por supuesto los comercios a esas horas estaban cerrados y los bares como todos los que habíamos visto. Con 3 o 4 personas apenas. No sabíamos donde entrar, pues siempre tiendes a meterte, en los lugares que no conoces, en los sitios más concurridos. Pero aquí estaban todos igual de vacíos. Así pues, nos metimos en el primero que vimos a tomar una cervecita y a picar algo. Se lleva mucho eso del pincho en Benavente. En este primer bar tampoco es que tuvieran pinchos muy sugerentes, por lo que tras la primera cervecita emigramos en busca de más material. Encontramos otro de nuestro gusto y con muchas tapas/pinchos en la barra, así es que probamos. Más cervecitas y más pinchos... y allí nos quedamos. Un joven camarero muy amable nos desveló el misterio de la desaparición de las gentes de Benavente. A tan solo dos kms, en Santa Cristina de la Polvorosa actuaban Celtas Cortos en concierto. A punto estuvimos de coger la moto y plantarnos allí, pero dos cosas nos lo impidieron. Íbamos ya por la 5ª cervecita y el joven nos advirtió de los numerosos controles de la DGT en la zona, sobre todo con conciertos de por medio. Pues nada, seguimos con los pinchos y las cervezas hasta retirarnos al hotel a descansar. Al día siguiente nos esperaba otra dura jornada en forma de kms. Desandamos el camino andado y por el solitario paseo de la Mota volvimos al parador a descansar.
saludos cucarachas!!! que gran viaje, todavia no la he leído de todo pero voi por la mitad, vivo em salamanca, haveis passado muy cerca, empezé um blog hace poco e seguiré tus viajes por tu blog, talvez nos envontremos por la carretera algun dia, saludos y hasta pronto!!!!
ResponderEliminarNo hemos pasado cerca, FlavioXico, hemos estado en Salamanca. Llegamos al final de la jornada tercera y toda la 4ª jornada discurre por la ciudad. Espero que te guste. Animo con el blog, pero si no haces publico el perfil no lo puedo ver, jejeje.
ResponderEliminarUn saludo y nos vemos en la carretera. por cierto he subsanado un error, pues parte del texto aparecía con letra negra y no se veía nada.
Qué pena no poder descansar en la torre del parador.. lo conozco y es precioso.. ya tienes excusa para volver ;)
ResponderEliminarCOn haberme tomado una cervecita me hubiese conformado. Dormir, sí dormimos en el parador. En la torre no sé si hay habitaciones
ResponderEliminarPero como molan las tierras sorianas para rodar!, Medinacelli es preciosa, sigo atento a esta pequeña novela histórica con la que nos deléitas, querido Artus ;-)...
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, Freebird. Medinaceli ha sido uno de los grandes descubrimientos del viaje
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