Quería dedicarle esta entrada a Bicipalo, sobre todo la segunda parte, que sé que le encantará. Va por ti, compañero. Mucho ánimo y a aprender a vivir, que queda mucho camino por rodar.
Cuando me acosté el viernes, no sabía muy bien hacia donde me llevarían mis huesos por la mañana. El niño vuelve a jugar en domingo, por lo que había que salir el sábado. No quiero establecerlo como norma, pero creo que dejaré los sábados para las escpadas en solitario y los domingos para unirme a algún grupo.
Tenía dos opciones, Teruel y su fiesta medieval en honor a los Amantes de Teruel o el reportaje sobre el castillo de Sagunto y el de Petrés. 250 kms frente a 20kms. Uf, menuda diferencia. La verdad es que se me han pegado las sábanas y hasta las 9 no he salido del nido, por lo que Teruel ha quedado descartado. Hubiese sido llegar y volverme. Lo dejo pendiente para el año que viene, pues la fiesta tiene muy buena pinta, recreacionistas incluidos.
Así es que la suerte estaba echada. Subiría a Sagunto y me lo tomaría con tranquilidad.
He salido a las 9:30, pero en vez de salir hacia Sagunto me he ido hacia la playa. Ayer probé la resistencia de la muñeca yéndome a trabajar con la moto y salgo por la playa, por toda la avenida Mediterráneo. La playa a las 8:00 de la mañana estaba espectacular y, aunque llevo siempre la cámara, no me podía parar a fotografiarla, pues iba justo de tiempo y no me gusta forzar la moto en el by-Pass. Prefiero ir tranquilo. Así es que llevaba la foto en la cabeza y a por ella que me fui. Decepción. La costa estaba medio cubierta por las nubes y ni punto de comparación con el viernes...
Una lástima, aunque también tienen su encanto. Prefiero ver la playa así, que en agosto, jejeje. Luciendo playa, que para eso la tengo. Total, que solo hay que hacer esa rotonda y tirar dirección a Sagunto. Pero en vez de subir por cualquiera de los dos viales que comunican los dos núcleos, Sagunto y Puerto, he subido por una carreterilla que une Canet con Sagunto, que discurre entre naranjos, con muchísimo menos tráfico. Tan solo destacar lo que me ha parecido un pequeño conejo o gato, espachurrado en medio de la carretera el pobre.
Llego a Sagunto hacia el casco histórico, en dirección al Teatro Romano. Rampa empedrada de origen romano. La Pequeña Estrella Blanca sufre el traqueteo. El tráfico está restringido, con un pivote que tapa la calle. La moto pasa, no hay policía local en las inmediaciones, pues "parriba". Justo antes de llegar a los pies del Teatro un coche parado en medio de la rampa. Ayayayay. La madre que lo parió, pero tampoco puedo protestar, pues no puedo subir ahí con la moto, así es que ajo y agua. Se aparta y me las veo putas para hacer salir la moto hacia delante en plena rampa. A los pies del Teatro respiro en el llano. Y me esperan las rampas más exigentes, con una primera curva a derechas muy cerrada y empinada. He pensado dejar la moto allí y subir andando, pero las cuestas son de aúpa. Valor y al toro. He llegado justo encima del Teatro y en la última curva en llano he dejado la moto aparcada. Solo quedaba la última cuesta que da directamente a la entrada de la fortaleza.
Pero antes de subir había que inmortalizar el Teatro. Así estaba antes de su polémica rehabilitación. La foto es de los años 60.
y se han cubierto las gradas. Aquí podéis ver un fragmento de cómo están actualmente. Con el Castillo al fondo.
Como no he podido entrar os pongo una foto rapiñada de internet para que veáis el cambio.
Y de ahí ya a intentar buscar las fotos del castillo sin tener que entrar. De todas formas me he acercado a la puerta para preguntar horarios y el precio para venir un día con la familia y para mi sorpresa, es gratis¡¡¡¡¡¡ Bien por mi ayuntamiento. Ya tenéis dos razones para visitarlo: una, las piedras milenarias que encontraréis allí y la segunda, que es gratis. Jejeje. Milenarias, pues ya se habla de la ciudad de Sagunto y sus murallas allá por el s. III a. C.
La fortaleza, me resulta difícil llamarle Castillo a una extensión amurallada de 1 km., se sitúa en lo alto de un cerro, dominando los alrededores. Esta foto la hice el viernes cuando volvía de trabajar, desde la gasolinera de la autovía, antes de entrar a Sagunto. Ni qué decir tiene que aquí es donde vuelvo a echar de menos una reflex. Es difícil abarcarlo todo. Si te alejas, apenas se ve. Si te acercas, se te llena el objetivo de edificios, antenas, naves, señales y torres de luz.
La construcción se divide en 7 plazas independientes a lo largo del km. de extensión. Al parecer la fortificación original fue la Plaza de Almenara.
Aquí podemos ver la característica más importante de la construcción. Es una ensalada de culturas, una macedonia de civilizaciones y una miscelánea de estilos arquitectónicos. No obstante por aquí pasaron, íberos, romanos, cartagineses, visigodos, musulmanes y cristianos. En cuanto a la importancia de la plaza, según cuenta la leyenda, aquí se dio inicio a la II guérra Púnica entre Romanos y Cartagineses cuando fue conquistada por el mismísimo Anibal en el 219 a. C. De vital importancia para la Conquista de Valencia por parte del Cid, primero y posteriormente de Jaume I, rey de Aragón. Muy estratégica en la guerra de Independencia contra los franceses y en las Guerras Carlistas. En diciembre de 1874 se produjo el levantamiento militar encabezado por el General Martínez Campos, que puso fin a la I República y originó la Restauración Borbónica.
Un km. de extensión da para mucho. Muchas construcciones, murallas, estructuras, excavaciones... Pero me queda una sensación agridulce. Este castillo o ciudadela da para mucho más. Merece, por su importancia histórica y cultural una reconstrucción completa. Se van haciendo cosas, pero hay mucho que hacer. Por similitud, pienso en la Citadelle Vauban de la ciudad francesa de Besançon, donde pasé 4 años trabajando. Puedo decir que era mi segunda casa, pues siempre que podía me escapaba allí. Si bien es muy posterior, pues data del s. XVII, su conservación y utilización es envidiable. Allí está el museo de la Resistencia y la Deportación, un museo agrícola de la Franche Comté, un zoo, un jardín botánico, una pequeña granja... Para qué seguir.
En Sagunto, no vemos ni una cuarta parte de lo que hay, pues está tapado en su mayoría. Hay un plano con todas las construcciones y estructuras de la fortaleza, pero según se iban excavando, el paso del tiempo las iba cubriendo otra vez, pues no había presupuesto para mantenerlas a la vista. Penoso.
Aún así hay mucho que ver. Construciones más o menos conservadas en pie.
El antiguo museo militar.
No creo que tenga que dar muchas explicaciones para saber qué era esto:
De esta parte nos queda por ver lo más emblemático. Aquello que se guarda para mostrar a los visitantes con cierto halo de misterio. Fijaos en una de sus entradas.
Las famosas mazmorras.
Y este es el otro acceso
Yo soy más bien chiquito. De la media nacional, pero de Alfredo Landa, y en algunas zonas debo agachar la cabeza.
A través de esta puerta junto a la Plaza de los Estudiantes se llega a la otra parte del Castillo. La zona más medieval.
Aquí podemos ver los lienzos de muralla que descendían por la montaña para servir de protección a la atigua población que se encontraba pegada al castillo.
No me he podido acercar mucho más pues esta zona está en proceso de rehabilitación, hacía un calor de la ostia y comenzaba a pesar el casco, la braga, la chupa y el pantalón. Y la cuesta que da acceso, me ha hecho desistir, jejeje.
Desde esta zona se ve muy bien la plaza de la Almenara.
En esta zona han aparecido un par de eificios rehabilitados completamente y que yo desconocía. Este primero de techo rojo, visto desde dos perspectivas, no sé qué es.
Pero este es el Antiquarium Epigráfico que alberga una de las colecciones epigráficas más importantes de la Península Ibérica.
Como se puede apreciar en varias de las instantáneas, la rehabilitación sigue su curso. Poco a poco iremos viendo la construcción como se merece. El trabajo está ahí:
Por el suelo te encuentras estos fragmentos aparentemente dispersos, pero no, es el trabajo arqueológico. Clasificación, agrupación, señalización. Algunas de estas piedras volverán a su lugar original. Otras pasarán al museo epigráfico...
En fin, casi una hora he pasado en esta gran fortaleza y había que seguir camino. Os recomiendo que si venís, vengáis sin prisas, para pasar la mañana con tranquilidad. Cuando he entrado no había nadie. El silencio era absoluto. Bueno hasta que cuando me iba me he cruzado con un papá y su niño, espada de madera en mano. Pero el papá llevaba su MP3, o 4, o 5 con un bonito tema de los AC / DC atronando entre los muros. Maldita sea su estampa...
Si no recuerdo mal, yo había salido con la moto, jejeje. Aquí estaba esperándome pacientemente. A los pies de la muralla.
Pero antes de salir, había que despojarse de sobrante. Fuera polar, fuera sotoguantes. Qué calor, por dios. Luego me ha cogido un poquito de frío, pues había sudado un poco y la térmica se había mojado.
Antes de arrancar, la anécdota de la mañana. Sentaditos al borde de la carretera, unos abuelos con su nieto. Bueno el nieto de pie diciéndoles a los abuelos que movimiento, que aún no habían llegado arriba. Los pobres andaban con la lengua fuera. El niño de unos 6 o 7 años. El niño le ha preguntado a la abuela por no sé qué película. La abuela ha dicho que no la tenía pero que podían ver Volver y se ha puesto a cantar la banda sonora. "Volverrrrrr, con la frente marchita..." y yo pensando, "ahora el niño la manda a escaparrar y le dice que él quiere "Gru mi villano favorito", pero la respuesta me ha dejado chafado. "Esa es muy bonita", ha dicho el niño. "Y las de Joselito también". Pasmao me ha dejado. Y lo ha rematado con un: "Las de Cine de Barrio también son muy bonitas, como las de Marisol". 7 años tenía el jodío. He puesto en marcha la moto y sonriendo, me he ido pensando en la de horas que ha pasado este niño con los abuelos, jejeje...
Salgo de Sagunto y me dirijo hacia la pequeña población de Petrés, muy próxima a Sagunto, no llega a 4 kms. Allí se encuentra el castillo de los Aguiló de entre los siglos XIV y XVI. Es propiedad del Ayuntamiento y se encuentra en ruinas.
Y no había más castillos previstos. Se habían hecho las 11:30 y rodar, lo que es rodar, había rodado poco así es que era un buen momento para aquel asunto de Beselga que había dejado pendiente. Tenía que encontrar la casa de Carlos, el humanista que encontré en Beselga, en el Garbí. En marcha. He salido de Petrés hacia Albalat dels Tarongers. Me ha dado hoy por las carreteras terciarias. La carretera más importante que he cogido hoy ha sido el tramo de antigua nacional que une Estivella con Gilet a la vuelta. De Albalat dels Tarongers he cruzado la rotonda que da acceso a Estivella para dirigirme a Segart. En seguida han aparecido los ciclistas. Poco antes de llegar se ven los restos del castillo de Segart. Muy pocos la verdad y es un lugar de difícil parada, con lo que he desistido de hacer la foto. He hecho una paradita técnica, para tomar un cortadito en el bar, sentado en la terracita que tiene montada en la misma carretera. Un grupo de ciclistas se encontraban dispuestos a almorzar. Ya lo dije anteriormente, esta zona es zona ciclista y ciertamente me he sentido como un intruso. Pero he disfrutado como un enano. Hasta Segart ya había llegado el otro día, pero en vez de subir al Garbí, decidimos volver sobre nuestros pasos para ir a ver el Castillo de Beselga. Hoy había que continuar. He preguntado en el bar, por una torre de piedra o castillo camino del Garbí y no me han sabido dar indicaciones. Es curioso, porque una compañera de trabajo tiene una casa en el Garbí y tampoco ha visto nada de eso por la zona. Otra compañera, estuvo el pasado fin de semana haciendo senderismo allí y tampoco vio nada. Joer, sí debe estar oculta la casa. Pero según Carlos estaba en la cima de una montaña camino del Garbí.
En fin, abriré bien los ojos. He abandonado Segart y nada más salir comienzan las primeras rampas camino del Garbí. Tengo que decir que me he iniciado en esto de la bicicleta y me había propuesto como meta subir al Garbí en septiembre. Tenía entendido que si subes el Garbí ya eres todo un machote, así es que ahí estaba el reto. Después de hoy debo reconocer que he reestructurado mis objetivos, posponiéndolos para septiembre de 2012 e incluso 2013. ¡Qué rampas, por Belcebú! Ha habido un par de curvas en las que la V-Star me ha pedido primera... Joderrrrrrrrrr. Y una mierda subo esto yo en septiembre, jajaja. En la bici claro. La ascensión, ni qué decir tiene que ha sido lo mejor de la mañana. Carretera solitaria, estrecha y firme en buen estado. Lo malo son los sustos que te pegan los ciclistas, que mientras tú subes ellos bajan y bajan follaos. Ritmo lento, de tranquilo paseo, sin prisas, disfrutando de la Calderona. ¡Cuanto me he acordado de Bicipalo! Lo hubieses gozado perillán, con la Bicipalo, con run run (sufriendo) o con Ágatha.
En plena ascensión salgo de una pequeña bajada para iniciar una nueva ascensión y me encuentro esto:
He vuelto a echar de menos la reflex. Grrrrrrrrr. ¿Cómo es posible que esto haya pasado desapercibido? Sólo se me ocurre que a quienes he preguntado no han debido pasar por aquí. Esta es la otra casa de Carlos. La casa de la montaña. Y como ya me advirtió, con una vaya cerrada con prohibido el paso y propiedad privada. Si no hubiese hablado con él y me hubiese dejado claro que allí no quería visitas, me hubiese acercado a escudriñar, por curiosidad. Pero ahí estaba la vaya. ¡Qué lástima! Daban ganas de meterse hasta la cocina... Ahí he tomado una decisión. En cuanto baje del Garbí me voy a Beselga y como encuentre a Carlos allí le voy a decir unas palabritas, jejeje. En verdad es una persona privilegiada. Ahora bien, yo preferíría la construcción de Beselga en este entorno.
Con pesadumbre por no poderme acercar más a la casa continúo la ascensión. Desde el primer mirador. La sinuosa y empinada carretera por la que he subido.
El Garbí desde el segundo mirador.
La naturaleza se adueña de la civilización. Tenía que parar cada 100 metros. Los arbustos invaden la calzada.
Aquí me he dado un susto de muerte. Acababa de parar la moto cuando ha pasado un ciclista zumbando. He cruzado la carretera para hacer esta foto y he oído un frenazo. Venía otro ciclista por detrás y por poco se me lleva por delante. Le he pedido perdón mil veces. En serio que me encontraba como si hubiese entrado de estrangis en el perímetro de una Central Nuclear. Padecía por los ciclistas.
Pero ha sido impresionante. La tranquilidad, el sosiego, y los anuncios de la Madre Naturaleza advirtiéndonos de que la primavera está a la vuelta de la esquina.
Fijaos cómo va revistiendo los bloques de hormigón con la piedra.
El triple arco con más detalle. Esta será la entrada al museo.
Y de vez en cuando una piedra con algún detalle grabado. Todos símbolos esotéricos.
En fin, abriré bien los ojos. He abandonado Segart y nada más salir comienzan las primeras rampas camino del Garbí. Tengo que decir que me he iniciado en esto de la bicicleta y me había propuesto como meta subir al Garbí en septiembre. Tenía entendido que si subes el Garbí ya eres todo un machote, así es que ahí estaba el reto. Después de hoy debo reconocer que he reestructurado mis objetivos, posponiéndolos para septiembre de 2012 e incluso 2013. ¡Qué rampas, por Belcebú! Ha habido un par de curvas en las que la V-Star me ha pedido primera... Joderrrrrrrrrr. Y una mierda subo esto yo en septiembre, jajaja. En la bici claro. La ascensión, ni qué decir tiene que ha sido lo mejor de la mañana. Carretera solitaria, estrecha y firme en buen estado. Lo malo son los sustos que te pegan los ciclistas, que mientras tú subes ellos bajan y bajan follaos. Ritmo lento, de tranquilo paseo, sin prisas, disfrutando de la Calderona. ¡Cuanto me he acordado de Bicipalo! Lo hubieses gozado perillán, con la Bicipalo, con run run (sufriendo) o con Ágatha.
En plena ascensión salgo de una pequeña bajada para iniciar una nueva ascensión y me encuentro esto:
He vuelto a echar de menos la reflex. Grrrrrrrrr. ¿Cómo es posible que esto haya pasado desapercibido? Sólo se me ocurre que a quienes he preguntado no han debido pasar por aquí. Esta es la otra casa de Carlos. La casa de la montaña. Y como ya me advirtió, con una vaya cerrada con prohibido el paso y propiedad privada. Si no hubiese hablado con él y me hubiese dejado claro que allí no quería visitas, me hubiese acercado a escudriñar, por curiosidad. Pero ahí estaba la vaya. ¡Qué lástima! Daban ganas de meterse hasta la cocina... Ahí he tomado una decisión. En cuanto baje del Garbí me voy a Beselga y como encuentre a Carlos allí le voy a decir unas palabritas, jejeje. En verdad es una persona privilegiada. Ahora bien, yo preferíría la construcción de Beselga en este entorno.
Con pesadumbre por no poderme acercar más a la casa continúo la ascensión. Desde el primer mirador. La sinuosa y empinada carretera por la que he subido.
El Garbí desde el segundo mirador.
La naturaleza se adueña de la civilización. Tenía que parar cada 100 metros. Los arbustos invaden la calzada.
Aquí me he dado un susto de muerte. Acababa de parar la moto cuando ha pasado un ciclista zumbando. He cruzado la carretera para hacer esta foto y he oído un frenazo. Venía otro ciclista por detrás y por poco se me lleva por delante. Le he pedido perdón mil veces. En serio que me encontraba como si hubiese entrado de estrangis en el perímetro de una Central Nuclear. Padecía por los ciclistas.
Pero ha sido impresionante. La tranquilidad, el sosiego, y los anuncios de la Madre Naturaleza advirtiéndonos de que la primavera está a la vuelta de la esquina.
He llegado al final de la carretera a la altura del Garbí. Había varios coches aparcados en aquella especie de plaza asfaltada. No he parado la moto, pues no me apetecía pegarme el pateo hasta el pico. Volveré con la familia a pasar una mañana de senderismo. Cuando ya me iba, llegaba otra custom, pero esta venía de Serra. Saludo pertinente y a deshacer el camino hecho.
Pero tenía una idea entre ceja y ceja. Volver a Beselga para ver si encontraba a Carlos. He llegado a Estivella y he tomado el desvío a Beselga. El otro día como iba con Pili me supo mal parar a fotografiar el acceso a Beselga. Para pasar al otro lado de las vías. Luego hay otro, pero mucho más ancho y alto para pasar por debajo de la autovía Mudejar. El de las vías de tren es claustrofóbico. Si te pones de pie sobre las plataformas te das en el techo. No puedes evitar agachar la cabeza al pasar. Parece que te teletransportas a otra dimensión, jejeje. Una especie de túnel del tiempo.
Al salir de aquí, subidita ya conocida de un par de kms hasta la casa de Carlos. Mala suerte. Esperaba que, al ser sábado, estuviera trabajando, pero no. No se encontraba allí. Y había pocos avances desde la última vez que estuve. Eso sí, hice más fotos para hacerle un seguimiento y mostraros la evolución. Además aproveché para fotografiar detalles de las fachadas al no estar Carlos delante, pues aunque le pedí permiso para hacer fotos y me lo concedió, me daba reparo andar fotografiando con él presente.
Primero las partes a medio construir. Ahí tenéis el arco del que os hablé.
Fijaos cómo va revistiendo los bloques de hormigón con la piedra.
El triple arco con más detalle. Esta será la entrada al museo.
Y de vez en cuando una piedra con algún detalle grabado. Todos símbolos esotéricos.
Y por último, algunos detalles que dejé de fotografiar el otro día:
Hay multitud de detalles más pequeños que no puedo captar con la compacta.
Y con la decepción de no haber encontrado a Carlos, tocaba volver a casa. A tiro de piedra eso sí. No me había alejado ni 30 kms de casa. Un total de 63kms.
Ver mapa más grande
De camino a casa, aún he pillado desprevenido al Castillo de Sagunto tomándoles una foto por la retaguardia.
Y sin más novedad, de vuelta a casa por Canet, por aquella carreterilla que discurre entre naranjos. Y a la vuelta he confirmado que aquello que yacía en la carretera espachurrado, era un pequeño gazapo, pues el viento aún le levantaba sus pequeñas pero largas orejas de roedor atrevido. Abandonó la seguridad de los campos de naranjos aventurándose a cruzar el pequeño río de asfalto, dándose de bruces con la civilización que lo ha aniquilado. En las Tierras Altas, como le gusta llamarle a Bicipalo a su Sierra Calderona, domina la naturaleza, pero aquí abajo, en las Tierras Bajas, hermano conejo, el hormigón, el asfalto y el acero son la ley.
Un saludo y hasta pronto.
Gran crónica y mejores fotos, Artus, se ve que cada vez disfrutas más contándonoslo, y eso siempre es de agradecer...
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias jefe...
ResponderEliminarja, ja, esa es buena!...
ResponderEliminarUn saludo.
Un crack!!!
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