Qué mejor manera de empezar esta segunda tanda del viaje con unos versos de Quevedo referidos a Toledo, que denotan toda su mala leche a la vez que gracia y donaire:
Vi la puerta del Cambrón
que, a lo que yo me barrunto,
a faltar la primera m
fuera una puerta de muchos.
Todo un crack don Francisco.
En fin, nos despedimos de Toledo, de nuevo con las letras de don Francisco:
Al fin salí de Toledo
para la Mancha, confuso
cuando la alba llora duelos
gime los ejidos mustios.
Y bien tempranito que salimos. Nos esperaban algunos castillos de camino a nuestro destino.
El primero era el de Barcience. Se trata de un castillo del siglo XV de planta cuadrangular con una torre del homenaje en una de sus esquinas, lo mejor conservado. Esto fue lo más cerca que estuve de él debido a que el acceso a la pista de tierra que debería habernos llevado hasta él estaba cerrado por una cadena. Nos volvemos a encontrar con los impedimentos de siempre. La moto cargada, el vestuario de viaje y un pateo considerable para acercarse a él. Estuvimos dando vueltas para ver si podíamos hacer alguna foto más cercana pero fue imposible. Esto fue lo mejor que conseguí.
Tras una búsqueda infructuosa de un bar motero en las inmediaciones de Toledo, concretamente en Novés, seguimos hacia nuestro siguiente destino. Lo de los bares moteros empieza a ser preocupante. Ya nos ocurrió en Ponferrada el año anterior y nos volvía a ocurrir aquí. Son bares de vida nocturna e inocente de mí pretendo tomarme un café por la mañana, jejeje.
El siguiente castillo fue Oropesa de Toledo. A este le tenía yo echado el ojo desde hace tiempo por unas fiestas medievales que hacen para pascua. Además tenía interés en verlo de cerca por ser un futurible destino en viajes posteriores pues también es Parador Nacional. Apuntado queda. La verdad, de este viaje han salido varios futuribles destinos. Un par de pinceladas sobre el castillo, al que volveremos y tiempo habrá de profundizar más en su historia.
¡Qué ganas tengo de volver!
Y ahora sí, tocaba poner rumbo a nuestro destino principal en este viaje. Varios castillos quedaron en la recámara, pero nos consolamos pensando en cuando volvamos a Oropesa. Con sede aquí, es más fácil visitar los que dejamos de ver en este viaje. Y queríamos llegar a Jarandilla de la Vera, nuestro parador 2012, con tiempo para cambiarnos y buscar un lugar para comer. Tenía algunas sugerencias que como veréis no defraudaron. Llegamos pues hacia las 13:00h al parador. Impresionante. Magnífico.
Copita de bienvenida en el patio y a buscar dónde comer.
Y lo encontramos en Losar de la Vera. Restaurante el Pelíkano. Con este reclamo en forma de chopper en la puerta y ese mensaje en el toldo es pecado mortal para todo motero que pase por su puerta o sus cercanías el no parar aunque sea a saludar a este pedazo de persona. Y si quieres comer o cenar, mejor que mejor.
No recuerdo muy bien quién me lo recomendó. Juraría que fue en el foro Moteros Custom y si no, alguien de los Rocinantes de Acero en su foro. Tanto da. Muchísimas gracias por la recomendación. Fue de lo mejorcito del viaje. El trato exquisito, la comida aún más y solo tengo que decir que tengo que volver allí como sea. Y como dentro de los futuribles paradores se encuentran Plasencia y Cáceres y alguno que otro más, ya me las arreglaré para que uno de los días tenga que pasar por Losar de la Vera para compartir un buen rato en la agradable compañía del "Pelíkano" y su esposa. Se trata de un barecito a pie de carretera. Cuando llegamos había bastante gente viendo las carreras y cuando dijimos que queríamos comer todo fueron parabienes. Nos trataron de lujo. En el restaurante estábamos solos. Es pequeñito, pero muy acogedor. Y tanto Pelíkano, cuando podía escaparse de la barra del bar, como su mujer estuvieron pendientes de nosotros todo el rato. Pelíkano es motero aunque no ejerza y se nota. El trabajo y la paternidad lo mantienen alejado de las motos pero no por ello ha dejado de ser motero. 100% recomendado.
Y cuando bajó el calor nos dedicamos a recorrer la EX-203 desde Jarandilla hasta Madrigal de la Vera. Todo un conjunto de pequeñas poblaciones donde además de destacar Losar de la Vera por el ya mencionado restaurante Pelíkano, me quedo con Valverde de la Vera, verdadera población con encanto, por sus callejuelas estrechas y empinadas, algunas de infarto. La Drag Star temblaba solo de pensar en descender por ahí...
Sus pequeñas curiosidades... jejeje. Esto debe ser mozárabe por lo menos...
Su antigüedad, en algunos casos destartalada y abandonada...
En otros, restaurada y bien cuidada
Su plaza, refrescada a base de pozaladas de agua. ¡Qué calor hacía!
El interior del cual ha sido aprovechado como improvisado escenario
Y ya de vuelta en la regia residencia... ¡Pardiez! Dos monturas de la pérfida Albión amenazan la tranquilidad del castillo. Dos flamantes Harleys acompañaban en su reposo a la pobre "Sosiego".
Antes de la cena y de que se vaya el sol. Pequeño reportaje sobre este estupendo castillo:
Recuerdo de la cena, gracias a uno de los caballeros ingleses que se prestaron a hacernos la foto, no sin antes protestar y curarse en salud, pues yo uso Canon mientras él afirmaba ser incondicional de Nikon... ejem.
Tras breve paseo nocturno por la localidad, para rebajar la exquisita cena del parador, curiosidad incluída en forma de restaurante con nombre cuanto menos inquietante...
De vuelta al hotel para el merecido descanso de una jornada larga, intensa y fructífera
Muy bonita la escapada. Esos rincones, esos castillos merecen mucho la pena.
ResponderEliminarApuntado queda algún rincón.
Gracias por compartirlo.
Gelu.
Para eso estamos Gelu, para compartir. Me alegro de que te guste.
ResponderEliminarEstupendo viaje y reportaje. Pasaré por alguno esos lugares la semana que viene: una semana de ruta en solitario Alicante-Cuenca-Segovia-Salamanca-Plasencia-Talavera...
ResponderEliminarComentaré algo en el foro Moteros Custom.
Un saludo
Estaré atento al foro, esperando noticias.
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