Para la ocasión, me acompañaría Pili y una nueva compañera de viaje
Temblad, temblad, malditos, jejeje. A partir de ahora, además de castigaros con estos rollos míos y unas fotillos, amenazo con grabar hasta la paradita para hacer aguas menores.... Fuera bromas, hay determinados trayectos digos de mostrarse en video y quién sabe qué momentos curiosos nos podemos encontrar dignos de ser mostrados en video. Prometo no abusar... Bueno, a decir verdad, seguro que no voy a abusar... ejem.
Me la dieron el jueves y ya hice un par de pruebas, pero al pasar los videos se veía la parte izquierda de la calzada y el cielo, muy nuboso por cierto. Ya el sábado, en el chalet, aproveché para lavar la moto, que falta le hacía y le busqué un sitio apropiado para fijarla.
Ahí mismo. Pegué el velcro adhesivo y metí la minicámara en su funda de velcro para fijarla. La probé bajando a casa y al llegar y ver el video, todavía no le había pillado la posición y seguía viéndose inclinada, aunque ya se veía mucho mejor. Simplemente había que variar un pelín la inclinación y meterle algo, a manera de cuña en la parte posterior para agacharla del morro. El domingo grabaría partes de la ruta y esperaba tener, por fin el encuadre correcto.
Como anunciaban las previsiones meteorológicas, el domingo amaneció soleado en Puerto de Sagunto y pusimos rumbo a Teruel. Pero claro, coger la A23, es demasiado fácil y monótono, y como ya he comentado en otras ocasiones, con Pili huyo de las autovías y los trayectos directos. Así es que preparé una buena ruta de montaña para disfrutar del paseo. ¡Y vaya si lo disfrutamos!
Decidí subir a Teruel por Onda hasta Montanejos y de allí a Rubielos de Mora, por Olba, para salir desde Rubielos a buscar la N234 que discurre paralela a la A23. Más bien parece un carril más de la autovía, pero sin apenas tráfico.
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Lo mejor sin duda es la primera parte, desde Onda a la A23 a la altura de Manzanera. No obstante son 67 kms de curvas sin respiro. En resumen, una gozada. A mitad de ese trayecto paramos a almorzar en Arañuel, en el Rincón de la Araña, para saludar a Amadeo y Enrique, vecinos de Montán que regentan ese establecimiento.
Al llegar a Montanejos, puse en marcha la cámara para mostrar el trayecto entre Montanejos y la Puebla de Arenoso. Carretera divertidísima, que discurre bordeando primero el río Mijares (bueno, esto prácticamente desde que sales de Onda) y después el Pantano de Arenós hasta llegar a la Puebla. Ahí pare la cámara, pues como ya he dicho, tampoco hay que abusar... Continuamos ruta hasta Rubielos de Mora, sin más novedad, salvo un rebaño de ovejas que nos encontramos nada más salir de Rubielos hacia la A23, cámara encendida y a ver que sale después, jejeje. A estos moemntos son a los que me refería antes. Nunca sabes cuando te vas a encontrar el momento o la anécdota curiosa.
Una vez en la N234, el panorama cambia radicalmente, pues esta carretera está llena de largas rectas con subidas y bajadas constantes. Lo que un ciclista llamaría terreno rompepiernas. No es que sea muy divertida, pero al menos los sube y baja constantes rompen la monotonía de las largas rectas rumbo a nuestro destino.
Pasamos Teruel y seguimos subiendo hacia el norte a buscar Villarquemado. Nuevamente vuelvo a denunciar lo mal señalizado que está este país. Al salir de Villarquemado, pierdo las referencias y tengo que parar a repostar en una gasolinera para preguntar. Debo dirigirme hacia Santa Eulalia y seguir dirección Alba para desviarme a Almohaja donde veré el desvío a Peracense. Ya me advierte el amable gasolinero que la carretera no está muy buena para la moto. Ciertamente no es una autopista, pero me esperaba algo peor. Estrecha es, pues desde Santa Eulalia hasta Peracense, hay tramos en los que la carretera es poco más ancha que un arcén de autovía. En cuanto a los baches, las he visto peores. En fin, que llegamos sin problemas hasta Almohaja y allí, y solo allí, vi el primer cartel anunciador de Peracense, cuando ya solo quedan 5 kms. Es decir, que o te pierdes y lo encuentras de casualidad o no lo ves... Y lo que se anuncia es el pueblo, no el castillo. El castillo, solo se anuncia una vez en la población. Definitivamente no promocionamos nuestro patrimonio cultural. Al contrario, parece que lo escondemos. Aunque por otro lado, casi que mejor, así no hay nadie, y se puede ver con toda la tranquilidad del mundo. Pero no deja de ser triste, el dineral que se habrán gastado en su restauración, sin duda preciosa, para que esté olvidado y escondido. Como ya dije en el conjunto histórico de Moya, este castillo, debería anunciarse en paneles inmensos en la misma autovía, y es que apenas está a 15 kms de ella. Los yanquis te ponen un caballero medieval con luces de neón en la autovía fijo...
En fin, a lo que vamos. Al castillo. Esto es lo que nos encontramos desde el pueblo.
Un poquito de zoom (en realidad, todo lo que da de sí la cámara...)
¿¿¿¿Y aquí por dónde se entra?????
Hay que bajar por la izquierda por un caminito de tierra, hasta encontrar la entrada a la fortaleza.
Impresiona el conjunto, la situación, el color, de un rojo viejo de puro rodeno, piedra de la que está hecho. En vivo se aprecian mucho más los colores. Está hecho de rodeno, porque es la piedra que rodea al castillo y de rodeno es el risco sobre el que se asienta. De hecho, las rocas que encuentras en el camino al castillo han adquirido curiosas y caprichosas formas, siempre con el mismo tono rojizo del castillo. De hecho, el castillo, parece fundido en la roca, parece emerger de ella.
Ese mismo color lo encontramos en la curiosa arquitectura popular de Peracense:
Incompleta queda esta entrada, pues no pudimos pasar de la puerta del castillo. Hombre, poder, sí podíamos, pero no valía la pena, ya que llegamos a la puerta a las 13:50 y cerraban a las 14:00hs. Es lo que tiene evitar autovías. Un trayecto que por autovía haces en hora y tres cuartos, nos costó 4 horas y media. No me arrepiento, pues el viaje es más entretenido y es de lo que se trata. El punto de destino es arbitrario, una especie de objetivo para rodar. Además tengo excusa para coger a la familia y volver este verano desde Montán (yo con la moto, por supuesto) y hacerle un reportaje como se merece por el interior, pues por lo poco que vimos desde la puerta, merece la pena y mucho. El señor de la puerta nos dijo que al menos 3 cuartos de hora necesitas para verlo todo con tranquilidad. Además, por allí cerca, hay un par de castillos más para visitar, las ruinas del vecino Rodenas, con el que comparte historia este de Peracense y al otro lado de la autovía el de Celadas.
Así pues, como reza el título de la entrada, continuará... Os emplazo a este verano, para completar este pedazo de castillo.
Como siempre, se nos había hecho muy tarde y cogimos la A23 para llegar por la vía rápida a casa, donde nos esperaban para comer, aunque como ya van conociendo como funciona esto, preparan la comida para más tarde, jejeje.
El viaje de regreso, transcurrió sin novedad, a velocidad media de 110-120, tranquilitos para casa...
Bueno, sin novedad, sin novedad tampoco... Hubo un pequeño incidente... sin importancia... mecagoenmiestampaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
A la altura de Soneja una cosa negra del tamaño de mi pulgar, salta del manillar a mi entrepierna... ¡¡¡¡¡¡Mierrrrrrrrrda, la cámara!!!!! El adhesivo se había despegado. Cual grácil mariposa digital, dio un par de brincos sobre el depósito y mis piernas para con un doble mortal hacia atrás dar un salto para aterrizar sobre el negro asfalto. Aunque el primer impulso fue intentar cazarla antes, el sentido común venció e impidió que soltara el manillar para intentarlo. A 110-120 km/h el desenlace hubiese sido fatal. Lo inmediato fue frenar, con cabeza, 300 metros más adelante y, mientras detenía la moto, aún vi a la traviesa mariposa jugar y hacer cabriolas sobre la carretera hasta detenerse y perderla de vista. Detuve la moto en el arcén y volví andando en busca de la juguetona maquinita. Pequeña y negra, se confundía con el asfalto... y los coches y camiones pasando. Yo con un nudo en la garganta. No la veía y seguía avanzando, hasta que a lo lejos, veo un pequeño bulto negro y dos camiones que se acercan. No sabía si el bulto era la cámara. El primer camión pasa cerca, el segundo le pasa por encima. ¿Era la cámara?
Para mi desgracia... sí, era la cámara... Adiós al tramo Montanejos-Puebla de Arenoso, adiós a las bucólicas ovejitas cruzando la calzada... Ni siquiera sabré si había logrado afinar con el encuadre correcto. La grácil mariposa digital pagó caro su atrevimiento.
Sniff... Ya podéis respirar tranquilos, que no os castigaré con mis tumbadas por esas carreteras de nuestra piel de toro.
Q.E.P.D. Cámara motera. 2011-2011.
ResponderEliminarCon lo joven que era... toda una vida por delante... Sniff
ResponderEliminarNo hago mas que pasar envidia de por donde rodáis... el día que tenga dinero... jajaja
ResponderEliminarQue buena pinta tiene ese castillo.
Respecto a la cámara, yo te diría que déjate de artilugios y céntrate en disfrutar de la carretera, que todo eso no trae mas que distracciones. Yo me lo he tomado como una señal ;)
Visto asi, Maes, puede que tengas razón... :D
ResponderEliminarMenuda chulada ese castillo.. desde luego que se funde con la roca.. al ver la primera foto pensé que te habías confundido y en lugar de poner el castillo habías puesto una piedra jejej
ResponderEliminarEspero ver ese interior ;)
La cámara yo se la dejo a la parienta para que grave ella, que tiene las manos libres ;)
V´ss
Desde el fin de semana estaba esperando esta historia,jeje. Eso si no me contaste que el castillo era tan guapo, tendre que planear alguna escapada por esa zona. Jeje.
ResponderEliminarV,ss
Slow, verlo desde abajo es impresionante.
ResponderEliminarVito, ya ves, como decía uno de los mejor reformados de España y tan al ladito tuyo :DDD
Ya estas tardando en hacerte con otra ;-)...
ResponderEliminarUn saludo.